top of page

Es hermoso encontrarse con personas enamoradas de Cristo, como es la vocación y la misión del Beato Moisés, que su vida religiosa y sacerdotal nos habla de la centralidad de Cristo, de su amor apasionado por el Padre. Sus palabras están dirigidas a quienes se aventuran con Jesús por la vía de la pequeñez y de la santidad para más amarle y hacerle amar, como el Apóstol de la Bondad.

Me adherí a mi vocación de Misionero del Espíritu Santo.

En el año de 1914-1917 etapa de mi noviciado, la situación en México era difícil: guerra, hambre,  persecución contra la Iglesia, inestabilidad esto hacía que el Noviciado viviera una época de continua inestabilidad: cambios de casa, ausencias del P. Félix, etc., sin embargo, nunca me desanimé, me adherí a mi vocación de Misionero del Espíritu Santo con fe, humildad y sencillez, y a nuestro Padre Félix, no se le pasaba detalle alguno, las conferencias, las meditaciones, la lectura en el refectorio, la dirección espiritual, la lectura individual y poco a poco iba infundiendo el genuino espíritu religioso y el espíritu propio de la Congregación, la vida de oración, de recogimiento, de alejamiento del mundo, vida de sacrificio, de delicadeza con Nuestro Señor; vida de amor, de atención amorosa a Dios.

bottom of page